El uniforme
Médicos y enfermeras están en continua exposición a diversos microorganismos capaces
de originar procesos infecciosos, alergias o toxicidad al personal, por esta razón,
se estudia la posibilidad de que sea el mismo personal de salud un medio para la propagación
de estas bacterias al estar en contacto directo con el paciente y su entorno.1
El personal relacionado al área de la salud, es decir, médicos, cirujanos, dentistas
paramédicos, enfermeras, camilleros, personal de quirófano, personal de limpieza,
lavandería, laboratoristas clínicos y de investigación son quienes presentan mayor
riesgo de infecciones hospitalarias.2
En Japón se realizó un estudio en guantes de nitrilo, encontrándose las siguientes
bacterias:
a.
Escherichia coli,
b.
Klebsiella pneumoniae,
c.
Acinetobacter baumannii,
d.
Pseudomonas aeruginosa. Las cantidades oscilaron entre 10 y 105
unidades formadoras de colonia (UFC) en 10 μl. (microlitro) por cada uno; además,
del 5 al 10 % de las bacterias encontradas se transmitieron a superficies de
polipropileno inmediatamente después de la inoculación, indicando una afinidad
de
las bacterias por el plástico.3
Al revisar 134 interacciones con pacientes colonizados con P. aeruginosa MDR (multirresistente),
el 8,2 % (11) provocaron la contaminación de manos por guantes y batas, y 1 resultó
en contaminación de manos en los trabajadores de salud. Los factores de riesgo fueron:
-
Manipulación del apósito.
-
Manipulación de la vía aérea artificial.
-
Tiempo en la habitación (más de 5 minutos).
-
Ser médico o enfermera practicante.
-
Ser enfermera.4
Es un hecho que al adquirir una infección intrahospitalaria, el patógeno puede transmitirse
a los pacientes con mayor facilidad a través del personal médico, siendo común la
proliferación a través de objetos en el ambiente del paciente.
Uno de éstos vectores es la corbata, usada comúnmente por los médicos, puesto que
cuelga con libertad a nivel de la cintura y a menudo está expuesta a patógenos. La
mayoría de las corbatas no son lavables y pueden generar ambientes propicios para
staphylococcus aureus resistentes a la meticilina.
De hecho, un estudio realizado a cirujanos de la especialidad quirúrgica de Karachi
durante enero y junio de 2013, mencionan el uso de corbatas durante meses, demostró
que existía una carga bacteriana mayor que la de las heridas a partir de muestras
recolectadas del extremo inferior de la corbata identificando microorganismos como
staphylococcus aureus, enterococcus sp. y bacilos aerobios gramnegativos.
Parte de las conclusiones indicaban que la corbata actúa como reservorio de bacterias
patógenas y desempeña un papel como vector para diseminar la contaminación; sin
embargo, no encontraron ninguna relación entre el número total de aislamiento
de
patógenos de la punta de la corbata y la duración del tiempo de uso, por lo que,
se
sugirió que éstas deben lavarse con frecuencia.5
Al mismo tiempo, en otro hospital se realizó un análisis microbiológico de muestras
tomadas de las mangas y las bocas de los abrigos blancos de los médicos encontrando
contaminación bacteriana. Específicamente, se aislaron diftheroids, staphylococcus aureus y bacilos gramnegativos.
En contraste, se observaron tasas comparativas más bajas de contaminación bacteriana
en los abrigos blancos de los médicos visitantes, de la unidad médica en comparación
con la ropa del resto del personal del hospital. Además, las batas blancas de los
médicos que las usaban solo cuando veían pacientes tenían una contaminación bacteriana
significativamente menor que las batas blancas de los médicos que usaban las suyas
durante las tareas clínicas y no clínicas.
Los aislamientos bacterianos fueron multirresistentes a casi todos los antibióticos
probados; el fármaco más efectivo fue el ciprofloxacino. Los resultados sugieren que
las batas blancas de los médicos pueden aumentar la transmisión de infecciones asociadas
a la atención médica. El manejo adecuado de batas blancas por parte de los médicos
y otros trabajadores de la salud podría minimizar la contaminación cruzada y mejorar
la seguridad del paciente reduciendo potencialmente la transmisión de infecciones.6
A su vez, otro estudio tuvo como objetivo determinar si la corbata es un fómite, de
manera que
se identificó si existía flora bacteriana en ésta prenda. Los resultados se basaron
en una muestra constituida por cuatro grupos (10 c/u). En el 35 % de las muestras
se
identificó staphylococcus epidermidis, hongos sp, bacillus sp,
cocobacilos gram-negativos y cocos grampositivos.
En las corbatas de médicos internos, pregrado y residentes se identificó el desarrollo
de microrganismos en 60 % de las muestras por grupo, predominando staphylococcus epidermidis en médicos internos de pregrado y hongos sp en médicos residentes, asociando el desarrollo
de microorganismos y grupo (médicos internos de pregrado-médicos residentes) (p=0.0078).
Por lo tanto, la corbata puede ser considerada un fómite, lo que contribuye a la transmisión
de infecciones asociadas a la atención médica, por ello se sugiere limitar su uso
en el ámbito hospitalario.7
De forma similar, un estudio cuyo objetivo fue el de identificar los microorganismos
más comunes
alojados en las cofias de las estudiantes de enfermería, indagó en la relación
que
éstas tienen dentro de la cadena de infecciones. Para éste se consideró un grupo
de
29 estudiantes de enfermería, siendo los datos más relevantes:
-
Tocan la cofia de 5 a 10 veces sin lavarse las manos o después de un procedimiento
contaminado.
-
Lavan la cofia cada 8 días.
-
Usan la cofia en más de 4 distintos hospitales a la vez.
El microorganismo con más relevancia clínica fue el staphylococcus aureus, lo que nos da pauta a proponer más investigaciones que ahonden en el tema. Es imperante
dar seguimiento a este tipo de estudios para implementar acciones de prevención delimitando
la transmisibilidad de agentes infecciosos.8
Se realizó un ensayo para comparar el grado de contaminación bacteriana de las batas
de los
médicos con el de uniformes de manga corta recién lavados. Los resultados nos
llevaron también a evaluar la tasa de contaminación; no se encontraron diferencias
significativas entre los recuentos de colonias en los cultivos de las batas blancas
frente a los uniformes recién lavados.
De igual forma, no se encontraron diferencias significativas entre los recuentos de
colonias en las mangas de las batas blancas vs. uniformes o entre los recuentos de
colonias frente a los uniformes. De 50 médicos con batas blancas 16 % y de 50 médicos
que llevaban uniformes de manga corta 20 % eran positivos para el staphylococcus aureus resistente a la meticilina (MRSA).
Los recuentos de colonias fueron mayores en los cultivos obtenidos de los puños de
manga de las batas blancas en comparación con los bolsillos o el área de los bíceps
medios. Para los uniformes, no se observó diferencia en el recuento de colonias en
los cultivos de los bolsillos frente a las mangas, por lo que no hay asociación entre
la frecuencia con la que se cambiaban o lavaban las batas blancas y la extensión de
la contaminación bacteriana, a pesar de que los médicos habían admitido lavar o cambiar
sus capas blancas con poca frecuencia.
No se encontraron diferencias estadísticamente significativas en la contaminación
por staphylococcus aureus resistente a la meticilina en las batas en comparación con los uniformes de manga
corta recién lavados o en la contaminación de la piel en el tercio inferior del antebrazo
de los médicos, que portaban alguna de las prendas. Los recuentos de colonias de los
uniformes recién lavados eran esencialmente cero, pero después de 3 horas de uso estaba
presente casi el 50% del total de colonias identificadas a 8 horas.
El resultado, la contaminación bacteriana de la ropa de trabajo se produce dentro
de las primeras horas de uso. Al final de una jornada laboral de 8 horas, no encontraron
datos que apoyaran la afirmación de que las batas blancas de mangas largas estaban
más contaminados que los uniformes de manga corta. Los datos no son compatibles con
la eliminación de los abrigos blancos para los uniformes que se cambian a diario o
para exigir a los trabajadores de la salud que eviten las prendas de manga larga.
La contaminación bacteriana no estaba asociada con la frecuencia de lavado.9
Ciertos agentes patógenos son expulsados por los pacientes y contaminan las superficies
del hospital en concentraciones suficientes para iniciar su transmisión, sobreviviendo
durante largos períodos de tiempo; persisten a pesar de los intentos de desinfección
o remoción y estos pueden ser transferidos a los trabajadores sanitarios, algunos
de ellos son: clostridium difficile, enterococos resistentes a la vancomicina, staphylococcus aureus resistente a la meticilina, acinetobacter baumannii, pseudomonas aeruginosa y norovirus.
Los esfuerzos para mejorar la higiene ambiental deben incluir la eficacia de la limpieza
y
desinfección, así como la reducción del vertimiento de patógenos.
Es necesario estudiar a profundidad el papel que ejercen las superficies en la transmisión
nosocomial y determinar la efectividad de diferentes intervenciones en la reducción
de las tasas de infección asociadas.10
A la par, otras disciplinas ofrecen otro panorama sobre el uniforme, odontología ideó
un estudio sobre las batas y los gorros quirúrgicos que son empleados por los profesionales
de la salud para la protección de la vestimenta diaria y como barrera para la prevención
de transmisión de infecciones.
El control de infección es un tema de principal interés dentro de la comunidad dental,
ya que, en la práctica odontológica, se producen aerosoles generados por instrumentos
rotatorios y contacto directo con secreciones de la cavidad bucal y sangre, los cuales
representan una de las vías de contaminación de las batas y gorros quirúrgicos.
El objetivo de este estudio fue determinar la microbiota bacteriana en las batas y
gorros
quirúrgicos de los odontólogos y el personal auxiliar de la clínica privada de
la
ciudad de Mérida, municipio Libertador. Los resultados obtenidos mostraron que,
hubo
crecimiento bacteriano en el 47 % de las batas y gorros quirúrgicos, 29 % de ellos
provenientes de las muestras tomadas a los odontólogos y 18 % de las muestras
tomadas al personal auxiliar con la presencia de 41 cepas diferentes, entre ellas,
staphylococcus (hominis, aureus) y micrococcus
spp, concluyendo que las batas y gorros quirúrgicos del personal
odontológico, son considerados un factor de riesgo para generar infecciones
asociadas a la atención médica.11
Un estudio más tuvo como objetivo determinar la contaminación bacteriana y la resistencia
antibiótica en los celulares del personal médico del Hospital “Vicente Corral
Moscoso” realizando cultivos de la superficie de 276 teléfonos celulares,
pertenecientes a médicos tratantes, residentes e internos de medicina. El 93,84
% de
celulares se encontraron contaminados, de estos, los teléfonos de los médicos
tratantes mostraban un nivel intenso de contaminación, en especial por
staphilococus aureus, staphilococus epidermidis, enterobacter
aerogenes.
Una investigación similar tuvo como resultado que el personal masculino mostró una
contaminación intensa por enterobacter aerogenes. La resistencia a la oxacilina en
staphilococus aureus es del 40,7 %. En las enterobacterias aisladas se encontró un
alto grado de resistencia a cefalosporinas de tercera generación, lo cual sugiere
la presencia de cepas de β-lactamasas de espectro extendido BLEE. 12
También mencionaremos un análisis de teléfonos donde se consideró un grupo de 110
teléfonos celulares, en los que se obtuvo crecimiento bacteriano, hubo desarrollo
de dos tipos de bacterias en 29 (26.3%) de ellos y tres tipos de bacterias en 2 (1.8%)
teléfonos.
Posterior a la toma de las muestras y a la incubación de las mismas, se identificó
el crecimiento de 143 microorganismos en los 110 teléfonos celulares, siendo los más
comunes staphylococcus. aureus con 46 (32.1 %), staphylococcus. epidermidis 44 (30.7 %), E. coli 18 (12.5 %), staphylococcus. coagulasa negativo 16 (11.1 %) , al clasificarlos según tinción gram, estos eran
bacilos gram positivos 6 (4.7 %), bacilos gram negativos 25(19.6 %), y cocos gram
positivos 96 (75.5 %).
Dentro del personal de salud sometido al estudio, el grupo que presentó el mayor porcentaje
de crecimiento bacteriano en sus dispositivos móviles, los médicos tratantes con un
72.9%, mientras que el personal con menor crecimiento bacteriano, enfermería con 45.2%.
De las diferentes variables analizadas en este estudio, la única que presentó significancia
estadística fue si el usuario contaba o no con internet móvil, ya que de los 57 participantes
que no poseen internet móvil el 50.88 % no estaba contaminado, mientras que los que
si poseen internet móvil el 66.7 % presentó crecimiento bacteriano.
De acuerdo al uso del dispositivo móvil para realizar o recibir llamadas, entre aquellos
que lo utilizan menos de 30 minutos al día, 92 presentan crecimiento bacteriano y
50 no presentan crecimiento. Aquellos que lo utilizan por más de 30 minutos hubo 18
teléfonos contaminados y 20 no contaminados.
El lavado de manos antes y después de tocar al paciente según el estudio realizado
no tiene significancia estadística, pero vale recalcar que después de llenado los
formularios se observó la incorporación del hábito de lavado de manos en los participantes,
lo cual nos demostró que a pesar de las respuestas afirmativas, más de 70 % del personal
de salud no se lava las manos en ninguno de los dos tiempos, y si lo hacen no es en
el 100 % de las veces.
Lo mismo ocurre con el uso del dispositivo mientras se atiende al paciente, 28 (36.3
%) de los médicos afirman contestar el teléfono mientras están con el paciente, aunque
en la realidad este porcentaje es mucho mayor, de las enfermeras solo 4 (9.5 %) refieren
usar el teléfono durante el horario de trabajo y solo 2(5.71 %) auxiliares, que es
un porcentaje falso de acuerdo a lo observado en la jornada laboral.
Al analizar el porcentaje de personal que trabaja también en otra institución de salud,
se
obtuvo que 104 (57.7 %) no tenían otros trabajos, y 76 (42.3 %) trabajaban en
varios
centros de cuidado de salud. Del total del personal con otro trabajo, 46 (60.53
%)
presentaron crecimiento bacteriano en su teléfono celular, mientras que 30 (39.4
%)
no tuvo desarrollo de gérmenes; en el personal que únicamente presta sus servicios
para el Hospital de los Valles, 64 (61.54 %) presentaron desarrollo de gérmenes
y 40
(38.5 %) no tuvieron crecimiento bacteriano (p. 0.25). De un period de 8 meses,
en
el cual se solicitó un reporte aproximado de los procesos infecciosos del hospital,
se observó que cerca del 15 % de las infecciones reportadas son asociadas a la
atención médica siendo las más frecuentes el staphilococcus aureus
27.7 %, E.coli 37 %, pseudomonas spp 27.7 %, enterobacteriaceae spp
11 %.
Los dispositivos móviles del personal de salud tienen mayor porcentaje de contaminación
en comparación con la población general, lo que convierte a sus celulares en vectores
de gérmenes potencialmente patógenos.
Si bien, para demostrar que las bacterias desarrolladas en los celulares son las causantes
de las infecciones nosocomiales, se requiere hacer un estudio filogenético y citogenético.
En este trabajo, el staphilococcus aureus y la E. coli se encuentran dentro del grupo
de microorganismos con mayor porcentaje de aparición tanto en el cultivo de los dispositivos
móviles como en el grupo de bacterias causantes de infecciones nosocomiales.
Los profesionales médicos son quienes tienen el mayor porcentaje de contaminación
en su celular; sin embargo, no se comprobó que ser médico es un factor de riesgo para
la contaminación de los dispositivos móviles.
En este estudio no se pudo demostrar si el área de trabajo está relacionada con el
grado de contaminación presente en los celulares, ya que un mismo participante se
desenvuelve laboralmente en varias áreas hospitalarias.
El tiempo de contacto directo con los dispositivos celulares, ya sea por uso de internet
o para llamadas, no es un factor determinante para la contaminación de la superficie
del celular con bacterias potencialmente patógenas.
El tener servicio de internet móvil es el único factor de riesgo identificado para
tener mayor riesgo de contaminación de los teléfonos celulares.13