Introducción
Para Canova B. y Salvador S.1 los coronavirus fueron descritos por primera vez por Tyrell y Bynoe en 1966 quienes
cultivaron los virus de pacientes con resfriado común. Según su morfología, se visualizan
como viriones esféricos con un núcleo central y proyecciones de superficie que se
asemejan a una corona solar, razón por la cual se denominaron coronavirus (del latín
corona). Ahora, para Calvo RC.2 al igual que otros de la familia de los coronavirus, este virus causa diversas manifestaciones
clínicas englobadas bajo el término COVID-19, que incluyen cuadros respiratorios que
varían desde el resfriado común, hasta cuadros de neumonía grave con síndrome de distrés
respiratorio, shock séptico y falla multiorgánica.
Desde diciembre del 2019, se reportaron una serie de casos de neumonía en la provincia
de Wuhan, en China. Más adelante, el 12 de enero 2020, el virus es nombrado por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) como 2019-nCov y el 30 de enero este organismo,
ya anunciaba la infección por el 2019-nCov como una pandemia y lo declaraba enfermedad
de interés en materia de salud internacional
¿Por qué se llama coronavirus? Según Aragón R. et. al.,3 se denominan coronavirus por la apariencia que dan bajo el microscopio electrónico
parecido a una corona. Son virus envueltos, con un diámetro aproximado de 125 nm genoma
ARN de cadena simple, sentido positivo. Se considera el genoma más grande de los virus
ARN con un tamaño de 26-32 kilobases, que codifica cuatro proteínas estructurales
que incluye glicoproteína espiga (S), envoltura (E), membrana (M) y nucleocápside
(N) y otras 16 proteínas no estructurales que participan en la transcripción y replicación
viral como es la helicasa y la ARN polimerasa dependiente de ARN. Sobre la base de
secuencias genéticas se sabe que todos los coronavirus humanos quizás tienen un ancestro
común, usan reservorios naturales o intermediarios en animales y tienen la capacidad
de cruzar la barrera entre especies. De igual forma, para Serra MA.4 los coronavirus se han aislado también de diferentes animales y aves, en sus respectivas
especies, causando una gran variedad de enfermedades respiratorias, gastrointestinales,
neurológicas y sistémicas, para después ser detectadas en humanos. Desde mediados
de los 60s del siglo XX, se identifican los coronavirus humanos, CoVH-229E y CoVH-OC43;
se han asociado con el resfriado común y se consideraban patógenos respiratorios relativamente
benignos.
Mecanismo de transmisión. Paciel D. et. al.,5 mencionan que el mecanismo de transmisión es a través de gotitas de flügge y por
contacto desde una persona sintomática o desde superficies conta- minadas por el virus.
En procedimientos médicos donde se generan aerosoles de partículas respiratorias,
la transmisión puede ser aérea. El periodo de incubación para la mayoría de las personas
se ubica entre 4 a 7 días, pudiendo variar desde 1 a 14 días. Aún no está claro si
las personas asintomáticas transmiten el virus, pero si lo hacen, tal vez la eficiencia
en la transmisión sería muy baja.
Factores de riesgo: en términos generales, al ser el SARS-CoV2 un patógeno de
descubrimiento reciente, no existe inmunidad en los humanos, lo que lleva a asumir
que cualquier persona es susceptible para contraer la infección. Para el análisis
de
los factores de riesgo, se ha descrito que los tipos de coronavirus patógenos
en los
seres humanos (SARS-CoV y SARS-CoV2) se unen a sus células diana (principales
implicadas en el mecanismo de infección) a través de la enzima convertidora de
angiotensina 2 (de ahora en
adelante, ECA2) ex- presada en el tejido epitelial de órganos como los pulmones,
intestino, riñón y vasos sanguíneos. La expresión del receptor de la ECA2 aumenta
en
sujetos con enfermedades crónicas como diabetes mellitus tipo I y II (DM-I y DM-II),
hipertensión arterial (HTA) y otras patologías crónicas tratadas con inhibidores
de
la ECA (EICA), antagonistas de los receptores AT1 de la angiotensina II (ARA-II),
tiazolidinedionas e incluso, ibuprofeno, dado que estos fármacos aumentan la
expresión de ECA2 en las células alveolares, facilitando la mayor inefectividad
en
los grupos de pacientes citados. Entonces, se puede asumir que los factores de
riesgo para una evolución difícil son: edad avanzada, enfermedades cardiovasculares
y respiratorias crónicas, diabetes, e inmunosupresión, y demás.
PROCEDIMIENTOS DE BAJO Y ALTO RIESGO DE TRANSMISIÓN VÍRICA
Procedimientos de bajo riesgo de transmisión vírica
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Procedimientos de bajo riesgo de transmisión vírica
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Colocación de tubo de Guedel
Colocación de mascarilla facial de oxigenoterapia con filtro respiatorio
Compresión torácica
Desfibrilación, cardioversión, colocación, de marcapasos transcutáneo
Inserción de vía venosa o arterial
Administración de fármacos o fluidos intraven
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Aerosolterapia, nebulización
Gafas nasales de alto flujo
Ventilación manual con mascarilla
Ventilación no invasiva CPAP/BiPAP
Intubación orotraqueal
Traqueotomíaquirúrgica>percutánea
Broncoscopia, gastroscopia Aspiración de secreciones
Resucitación cardiopulmona
|
Sintomatología: para Rodríguez A. et. al.,6 los principales síntomas asociados a ésta virosis son:
fiebre (83-98 %), tos (76-82 %), disnea (31-55 %) y dificultad respiratoria (17-29
%), entre otros. En los hallazgos radiográficos de aquellos pacientes quienes
presentaron compromiso grave, tienen alta similitud con la sintomatología causada
por los coronavirus respiratorios del síndrome respiratorio agudo severo (SARS-CoV)
y del coronavirus del síndrome respiratorio del medio oriente (MERS-CoV). Entre
dichos hallazgos, se han descrito en tomografías de pulmón opacidades en vidrio
esmerilado mixtas, con imágenes de consolidación, agrandamiento vascular en la
lesión y bronquiectasias de tracción.
Diagnóstico: según Sánchez MJ. y Carrillo R.7 el diagnóstico de SARS-CoV-2 debe hacerse de acuerdo
con la evidencia de relación epidemiológica y confirmarse con los estudios de
reacción en cadena de polimerasa (RCP). Para fines prácticos, deben considerarse
factores de riesgo que aumentan la posibilidad de complicaciones graves, como
neumonía de presentación atípica, síndrome de insuficiencia respiratoria aguda
(SIRA), disfunción renal aguda, etcétera. Además, las muestras para diagnóstico
microbiológico pueden ser de tracto respiratorio superior: (exudado nasofaríngeo
y
oro- faríngeo) o del tracto respiratorio inferior (aspirado endotraqueal, en
especial en pacientes intubados). Las muestras profundas parecen tener mayor
rendimiento que las del tracto respiratorio superior, ante todo en pacientes con
neumonía y pueden ser obtenidas en casos de pacientes intubados, con ventilación
mecánica.
Tratamiento: ahora, no se recomienda ninguna terapia antiviral para la COVID-19.
El tratamiento actual es sintomático y la oxigenoterapia, representa la principal
intervención en el manejo de los casos severos de la infección. En casos de
insuficiencia respiratoria refractaria a la oxigenoterapia, la ventilación mecánica
puede ser necesaria. La oxigenoterapia es útil en todos los pacientes con signos
de
distrés respiratorio, incluyendo las presentaciones más leves. El tratamiento
se
debe proporcionar según el cuadro del paciente, lo cual incluye desde el uso de
cánula nasal en las formas menos agresivas de la infección, hasta la oxigenoterapia
de alto flujo, ventilación mecánica no invasiva en los casos de hipoxia severa
o
SDRA, siempre atendiendo las directrices del médico tratante.
Resultados
Primer desafío: la reconversión del hospital: para Méndez CV. y Suárez M.8 la reconversión hospitalaria es una estrategia de gran relevancia en el proceso de
contención y tratamiento de una pandemia, que se desarrolló como consecuencia de la
experiencia mundial e histórica, obtenida a partir de la vivencia de previas y catastróficas
pandemias. Esto implica según la Comisión Coordinadora de Institutos Nacionales de
Salud y Hospitales de Alta Especialidad 9 que la reconversión hospitalaria debe enfocarse en la preparación para la recepción
y atención de pacientes con síntomas respiratorios, así como evitar magnificar la
propagación de la enfermedad entre los pacientes que aún requieren atención médica
hospitalaria sin síntomas respiratorios. Su coordinación requiere considerar preparativos
diversos, de manera inmediata o escalonada.
En cuanto a la reconversión del Hospital Dr.Manuel Gea González, el 19 de febrero
2020 inicia la preparación del área física para recibir pacientes COVID-19. Esta reconversión
se hizo en 3 etapas: la primera, capacitación a las enfermeras y enfermeros en relación
con el virus COVID-19, sus formas de contagio y la utilización de los equipos de protección
personal. En la segunda, se inicia la reconversión de los servicios: urgencias, choque,
ginecología y pediatría, que se convierten en servicios triage de urgencias respiratorias.
Tercera, se habilita un quirófano exclusivo para pacientes COVID. De igual forma,
se convierten en servicios no COVID: urgencias ginecológicas, urgencias metabólicas
y triage metabólico.
El primer paciente COVID-19 ingresa el 17 de marzo al Hospital Dr. Manuel Gea González.
Ese mismo día, el personal de enfermería inicia la atención con la utilización de
los equipos de protección personal y con el acompañamiento de la Unidad de Vigilancia
Epidemiológica Hospitalaria. Después, se habilitan 14 camas COVID para pacientes en
estado crítico. En la tercera etapa y dado el número de pacientes que acuden al hospital,
se convierte el sexto piso de quirófanos en la Unidad de Cuidados Intensivos Adultos.
Para el 10 de abril se cierran todos los quirófanos y se convierten en Unidad de Cuidados
Intensivos con 20 pacientes intubados. De la misma manera, la Unidad Tocoquirúrgica
se transforma en área de recuperación posoperatoria y servicio quirúrgico.
El 20 de abril 2020 inicia la reconversión del quinto piso de medicina interna, para
atender pacientes COVID. Para ello, se dan de alta a todos los pacientes quirúrgicos
y metabólicos que allí estaban. Los pacientes que se encontraban en un estado complicado
se bajan al cuarto piso de hospitalización y los pacientes que se encontraban en el
cuarto piso de especialidades de ortopedia, otorrinolaringología, cirugía plástica
y urología, quienes se egresan a sus domicilios, si ya presentaban mejoría. Así, en
este piso quedan 21 camas para medicina interna, ortopedia, urología, otorrinolaringología,
cirugía plástica reconstructiva y cirugía general. El tercer piso de endoscopia se
transforma en unidad de cuidados intensivos de adultos, con 8 camas para pacientes
metabólicos no COVID. En lo referente a la reconversión del hospital, el personal
de enfermería enfatizó:
“La reconversión de mi servicio fue un impacto muy fuerte! ¡Tuvimos que enfrentarnos
a
una enfermedad desconocida! Tuvimos que aprender a respirar con una mascarilla
todo el tiempo y saber que nuestra seguridad dependía del equipo de protección
personal. Nos adaptamos al cambio repentino por nuestra seguridad y la de
nuestros pacientes.”LMZ.
“Recuerdo muy bien el primer día que llegamos a los ¡servicios COVID! Nos tomamos
de las manos y una compañera inició una oración por nuestra seguridad, ¡teníamos miedo,
mucho miedo! Nos dimos ánimos, pero nos quebramos ante las primeras muertes de nuestros
pacientes. Nunca había visto tanto medicamento para sedación y relajación en el servicio,
para pacientes con apoyo ventilatorio. ¡No podíamos hablar, ni reír! ¡El impacto era
tremendo! Los carros de paro se surtían y resurtían varias veces en la semana. La
experiencia fue muy complicada y difícil.” JPA.
“Enfermería es una profesión que se adapta a todo! ¡También al COVID! En la reconversión
lo más importante fue el funcionamiento de todo: oxígeno, succión, mucho jabón, papel,
soluciones intravenosas, jeringas, gasas, etc. Estábamos listos para recibir a los
pacientes, ¡lo malo: cuando el propio personal se empieza a contagiar y a enfermar
de COVID!, aun así, ¡enfermería vencerá la enfermedad o nos moriremos en la raya!”
LBV.
Segundo desafío: capacitación del personal, según Díaz Y. et. al.,10 la capacitación de profesionales y otros trabajadores de salud es un proceso centrado
en la obtención del conocimiento, monitorización y capacitación individual para atender
y acceder a la información, expresar opiniones y tomar decisiones relacionadas en
la promoción y el mantenimiento de la salud, lo que es aplicable en diferentes contextos
y a lo largo de la vida, y de manera ineludible, ante la emergencia del virus SARS-COV-2.
De igual forma, para la Organización Panamericana de la Salud (OPS)11 es preciso disponer de los recursos humanos capacitados del hospital para proporcionar
todas las funciones esenciales. Los recursos humanos son necesarios para responder
eficazmente al impacto de la pandemia de COVID-19. Este personal estará en la primera
línea de cuidado de los afectados y lucha contra la pandemia.
En el 2019 la Unidad de Vigilancia Epidemiológica Hospitalaria (UVEH)12 inició la capacitación a todo el personal con información sobre el virus, medios
de transmisión y medidas de protección. Esta se realizó para el personal de enfermería
de urgencias y terapia intensiva, los martes y jueves de forma teórico-práctica. Al
respecto, el personal de enfermería del hospital manifestó:
“Sin duda la capacitación del personal de enfermería fue un importante ¡desafío! Por
ello, el Dpto. de Docencia e Investigación del Gea, al detectar las necesidades del
personal, nos dimos a la tarea de brin- darles los elementos y herramientas que les
permita tener competencias. Enseguida, se iniciaron diversos cursos-talleres sobre
la COVID-19, con lavado de manos, vías de transmisión de la enfermedad, carro rojo,
soporte vital avanzado, las estrategias para evitar la propagación del virus, medidas
sanitarias para disminuir los contagios, colocación y retiro del equipo de protección
personal, además de la ministración de la sedoanalgesia y la relajación muscular.”
LPQ.
“El verdadero desafío del cuidado de enfermería ha sido atender a tantos y tantos
pacientes graves sin contar con la experiencia necesaria del cuidado especializado
para el manejo de ventiladores, hemodiálisis, utilización de medicamentos vasopresores
etc. ¿Cómo le hicimos? Hemos aprendido a la par de la atención para cumplir con la
misión del cuidado, pero ha sido ¡muy difícil! De igual modo, hay un sector que también
necesita atención y son los familiares de los pacientes. Para ello, enfermería inventó
un lenguaje de “cartas y misivas de motivación” que las enfermeras recogíamos de los
familiares y leíamos a los pacientes para tranquilizarlos.” IJE.
Tercer desafío: el equipo de protección personal. Para la Secretaría de Salud de México
13 los equipos de protección personal (EPP) son dispositivos especialmente proyectados
y fabricados para preservar el cuerpo humano, en todo o en parte, de riesgos específicos
de accidentes de trabajo o enfermedades profesionales. Así, el EPP es una herramienta
para limitar el riesgo de contagios en el personal de salud involucrado en la atención
a los pacientes sospechosos o con diagnóstico de COVID-19. La correcta elección del
EPP ayuda a potencializar la protección del personal, por lo que se recomienda su
uso y distribución en función de la evaluación del riesgo y las características de
los servicios relacionados, con el manejo de pacientes. El EPP consta de cubrebocas
quirúrgico triple capa, o N95, protección ocular con lentes, goggles o careta, gorro desechable, bata de manga larga impermeable desechable o de algodón
y guante de látex o nitrilo, desechables. Lo más importante es el cubrebocas N95 y
la careta, para evitar el contagio. A este respecto, se reunieron los siguientes testimonios:
“¡El equipo de protección personal si nos ayuda, pero uno de los momentos de mayor
riesgo de contaminación es cuando nos lo quitamos! Esto se debe a que las partes más
contaminadas son aquellas que tienen mayor contacto con el paciente, como lo son la
cara anterior del EPP junto con las mangas de la bata y guantes. Hay que tener mucho
cuidado.” AUG.
“Lo último que se debe uno retirar del EPP es la protección facial porque sabemos
que la mucosa oral, conjuntival y nasal constituyen, la vía de entrada más segura
del contagio.” RQE.
“Traer puesto el EPP me daba mucha angustia y ansiedad al principio de la pandemia,
después del tiempo, nos acostumbramos y nos adaptamos a llevarlo puesto, dado que
es nuestra defensa contra el contagio. Para no sentirnos tan agobiados con este equipo,
hacemos turnos de 4 horas, con relevos de otras 4, así podemos descansar un poco.”
YME
Desde luego, las epidemias de enfermedades altamente infecciosas como la enfermedad
por el virus SARS-CoV2, representan un reto para los trabajadores de la salud, ya
que se enfrentan a un riesgo mayor de infección que la población general debido a
riesgo de exposición durante sus actividades laborales, por lo que, el conocimiento
sobre el tipo y el uso correcto del EPP resulta fundamental.
Cuarto desafío: alto riesgo en el cuidado. Para Aranda F. et. al., 14 el riesgo de máxima contaminación en el trabajo de la enfermería clínica ocurre en
el momento de desvestirse y eliminar el equipamiento al final del procedimiento, lo
cual, debe estar supervisado por una persona preparada. Ahora, por el Instituto Superior
de Formación Sanitaria de Madrid 15 se cree que la transmisión se produce con frecuencia por gotas producidas al toser,
estornudar o hablar, y dependiendo de las actividades realizadas al paciente, se pueden
distinguir varios tipos de exposición de alto riesgo. Por ejemplo, las de alto riesgo:
como aquellas situaciones laborales en las que se pueda producir un contacto estrecho
con un caso confirmado de infección por el SARS- CoV-2 sintomático. La exposición
de bajo riesgo: como aquellas situaciones laborales en las que la relación, se pueda
tener con un caso probable o confirmado que no incluye contacto estrecho. De hecho,
la siguiente escala estratifica el riesgo de transmisión vírica de los procedimientos
que puedan tener que realizarse durante el ingreso del paciente (cuadro I procedimientos
de bajo y alto riesgo de transmisión viral).
Del mismo modo, según Calvo R.C.16 el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España, las maniobras que pueden producir
aerosoles como la aspiración de secreciones respiratorias, aerosolterapía, ventilación
mecánica, nebulización, toma de muestras respiratorias del tracto inferior, lavado
broncoalveolar, oxigenoterapia de alto flujo, ventilación manual, ventilación no invasiva,
traqueostomía quirúrgica y reanimación cardiopulmonar; son en especial importantes,
pues se debe asegurar, el buen funcionamiento y sellado adecuado de la mascarilla
de protección respiratorias utilizadas, para evitar el alto riesgo de contagio.
Asimismo, para Elizalde JJ. et. al.,17 es importante preocuparse por los pacientes, pero también por el personal de las
áreas críticas quienes deben de proveerles de manera continua todos los equipos de
protección personal que velen por su seguridad en las instalaciones de la Unidad de
Terapia Intensiva, además, se cumplan con los requerimientos mínimos para poder cuidar
a los pacientes infectados y evitar riesgos al personal de salud.
Por lo anterior, en materia de alto riesgo en el cuidado, el personal de enfermería
ha externado estos testimonios:
“El personal de enfermería está agobiado, muy agobiado porque la pandemia empeora!
Esto hace que a nivel nacional hayan fallecido por contagios, muchas enfermeras que
se han infectado, como: jefas, supervisores, especialistas, generales y auxiliares.
Si bien mucho personal de enfermería se fue por riesgos, hay también mucho personal
en alto riesgo de contagio. ¡Esto debe terminar ya!” FAI.
“¡Lo que más me preocupa de la pandemia es que la sociedad no entiende que las enfermeras
estamos en la primera línea de atención! ¡Qué también nosotros nos enfermamos, nos
contagiamos y nos morimos! Qué no somos sus enemigos, que somos personas que servimos
y que queremos hacer el bien a pesar de que también nos podemos contagiar. ¡Ya basta
de tanta agresión y maltrato de la sociedad!” BLR.
“La enfermería es una profesión de talentos contra la COVID-19. ¡No somos héroes ni
heroínas! ¡Somos personas que trabajamos con temor al contagio, pero como profesionales
estamos para salvar vidas! Requerimos el reconocimiento social y una mejoría en el
sueldo a quienes hemos estado luchando contra la pandemia.” LPS.
Quinto desafío: prevención del deterioro de la integridad cutánea en los pacientes
COVID-19 para Hernández C. et al.,18 es necesario prevenir el deterioro de la integridad cutánea de los pacientes diagnosticados
con COVID-19 internados en Unidades de Cuidados Intensivos con ventilación mecánica.
Las metas son prevenir la aparición de lesiones por presión (LPP) y disminuir el edema
facial, palpebral y/o conjuntival, tomando las me- didas necesarias para evitarlo.
De la misma manera, para Cano L.E. et. al.,19 la piel no ha quedado exenta del COVID-19, por lo que la dermatosis más observada
es el exantema maculopapular pruriginoso en 192 casos (44.75 %). La edad media de
presentación 55 años con duración promedio de 8.6 días. La dermatosis se localizaba
con regularidad en el tronco y su aparición coincidía con el inicio de los síntomas
respiratorios. La segunda dermatosis más frecuente: urticaria diseminada pruriginosa
reportada en 79 pacientes con coronavirus (18.4 %) con una duración promedio de 6.8
días. Al igual que el exantema maculopapular, aparece en conjunto con el inicio de
síntomas respiratorios y se asocia a mayor gravedad de la enfermedad. La tercera dermatosis
más común: pseudoperniosis asimétrica con 74 casos registrados (17.24 %), con predomino
en el sexo femenino (67.5 %). Dicha dermatosis afectó característicamente a pacientes
jóvenes con edad media de 32.5 años. Ésta inicia de manera tardía en la evolución
de la enfermedad y se relacionó con un curso de COVID-19 más benigno. Se reportó como
dolorosa o pruriginosa. Entonces, dado la aparición de lesiones por presión como resultado
de la destrucción cutánea y por la necrosis del tejido subyacente con grasa y músculo,
el personal de enfermería sabe que debe atender también la piel y estar atentos a
los facto- res que contribuyen a la aparición de las lesiones como: humedad, desnutrición,
obesidad, presencia de comorbilidades, fiebre, infección y déficit de la circulación
periférica. A este respecto, el personal de enfermería manifestó que:
“Enfermería cuida a los pacientes de manera integral! ¡La piel no se nos olvida! Si
bien en un principio los pacientes específicamente los de decúbito prono prolongado
con más de 18 horas en esa posición, hacían lesiones por presión, del pabellón auricular,
pómulos, codos, mamas, rodillas y dedos de los pies, hoy nuestros pacientes se recuperan
sin lesiones al aplicarles aceite de oliva, vaselina sólida, talco boratado y utilización
de apósitos hidrocelulares tricapa.” RTV.
“En caso de aparición de lesiones en la piel y mucosas, lo primero que hacemos es
valorar al paciente en forma individual y tratar en lo posible de que no aparezcan
en las partes de presión, porque son signos tempranos de lesiones por presión. Vemos
la ropa de cama limpia y seca, vemos la limpieza del paciente, en especial en los
sensibles. Además, de los cambios de posición y la utilización de toallas húmedas
para limpiar e hidratar desde la región más limpia a la más sucia.” KAD.
“Ahora tenemos en el hospital unos dispositivos que disminuyen al máximo la presión
y que ayudan a distribuir el peso de los pacientes. Se trata de colchones de cáscara
de huevo de 5 cm que tiene como característica un terminado piramidal que permite
la distribución del peso en toda la superficie evitando los puntos de presión. Esto
da como resultado que la circulación del aire mantenga la piel fresca y ventilada,
al aumentar el flujo sanguíneo.” USF.
“Aunque la salud de los pacientes es responsabilidad de todos, enfermería utiliza
el reloj de cambios de posición en colchones de presión alterna y el kit de pronación
para disminuir las lesiones resultantes de la presión ósea. Las enfermeras del Gea
brindan realmente cuidado integral para prevenir las lesiones o limitar los daños
de la piel a nuestros pacientes”. GAE.